Chicas!!!! Aca esta el nuevo cappp!!!! Gracias por las firmas!!!! :D Espero que algunas de las que lo leen se anime tambien a firmar!! Si quieren que les avise cuando firmo avisenme! Mi Twitt: @frilaliter. Super recomendacion noves de @amorxca y de @siempreconlyp!!! Besoss
Capítulo Quince
Lali peinó con los
dedos el húmedo pelo de Lanna y la miró críticamente en el espejo de la
peluquería—. ¿Y si lo cortamos por aquí? —preguntó, moviendo las manos a la
altura de sus orejas—. Tienes la línea del mentón lo suficientemente marcada
para que te quede bien así de corto. Podría cortártelo por detrás y peinar las
puntas hacia fuera.
Lanna inclinó la cabeza
un lado y estudió su reflejo.
—¿Y el flequillo?
—Tu frente es bastante
ancha así que en realidad no necesitas llevar flequillo.
Lanna respiró
profundamente y expiró con lentitud.
—De acuerdo.
Lali cogió el peine.
—No tienes que actuar
como si fuera a empastarte un diente.
—No he tenido el pelo
corto desde cuarto grado—. Lanna sacó la mano de debajo de la capa plateada y
se rascó la barbilla—. No creo que Lonna se lo corte en toda su vida.
Lali tomó un mechón de
pelo de Lanna y lo cortó.
—¿En serio?— Dejó las
tijeras—. ¿Tú hermana está viendo a Peter Lanzani? —preguntó como si no tuviera
más que un leve interés.
—Sí. Lo vio para
dejarlo.
—Ah—. Lali no lo había visto en dos semanas, desde
la noche de la boda de Cande. Bueno, lo había visto. Lo había visto a través de
una sala abarrotada en una reunión de negocios del centro de la ciudad, y lo
había visto cuando estaba parada en el stop del cruce de Main y La Primera, con
su Jeep casi pegado al gran Cadillac de Henry. Luego ella había girado a la
derecha y él a la izquierda. Ese mismo día dejó un mensaje en su contestador
automático:
—Pon unas malditas
cadenas para la nieve —dijo, luego colgó el teléfono. No lo había visto otra
vez hasta ayer cuando Sophie y él salían por la puerta trasera de su oficina
mientras ella tiraba basura en el contenedor. Él se había parado al lado de la
puerta del Jeep y la había mirado, sus ojos ardientes recorriéndola de arriba
abajo. Y ella se había quedado allí, con la papelera que tenía en los brazos
olvidada, atontada por la emoción que retorcía su estómago—. Tío Peter, —había
llamado Sophie en voz alta, pero él no había contestado. No había dicho nada—. Vamos,
tío Peter—. Él miró a su sobrina, luego volvió a mirar a Lali.
—Veo que todavía no
tienes las cadenas.
—Ah… No—. Ella se quedó
mirándolo fijamente a los ojos y sintió la cabeza mareada y el estómago
revuelto.
—Vamos, tío Peter.
—Ya voy Sophie, —había
dicho, y la había mirado una última vez antes de marcharse.
—No creo que Lonna haya
visto a Peter desde hace semanas — dijo Lanna, interrumpiendo los pensamientos
de Lali—. Por lo menos no creo que él la haya llamado ni quedado con ella. Me
lo hubiera dicho.
Lali cortó una capa a
lo largo de la línea del cuello de Lanna—. ¿Tenéis vosotras dos esa conexión de
gemelos y os lo contáis todo?
—No nos decimos todo.
Pero sin embargo hablamos del hombre con quien nos acostamos. Pero ella es más
promiscua y tiene más historias interesantes. Gail y ella solían sentarse e
intercambiar historias sobre Peter. Por supuesto dejaron de hacerlo cuando Gail
pensó que tenía alguna oportunidad de ser la Sra. Lanzani.
Lali quitó una pinza y
lentamente le peinó otro mechón de pelo.
—¿Ya no lo cree?
—Ahora no, y estaba
supersegura, pero él nunca pasó la noche con ella.
Tampoco la había pasado
con Lali. La verdad era que ella no había tenido tampoco la intención de pasar
la noche con Peter. Sabía la pinta que tenía al despertarse cada mañana, y no
tenía intención de hacerlo con alguien que sospechaba se levantaba de la cama
pareciendo un modelo de portada de revista. Pero tampoco quería ser otra de sus
mujeres. Se había dicho a sí misma que tal vez fuese especial ya que él se
arriesgaba a perder Angel Beach y Silver Creek para estar con ella. También
recordó otra cosa que Lanna le había dicho una vez. Peter no llevaba mujeres a
su casa, pero a ella la había llevado. Esperaba ser diferente de las demás,
pero ni siquiera la había llamado, así que suponía que no lo era.
—¿Vas a estar en el
desfile de Navidad?— preguntó Lali a su cliente. Ya no quería hablar más de Peter.
—No, pero voy a ayudar
a los de la fábrica de cerveza a construir su escultura de hielo para el
Festival de Invierno.
Dejaron el tema de Peter,
y hablaron sobre donde habían pasado el día de acción de gracias. Lali había
ido por supuesto a casa de su madre. Max también estaba allí, y pasaron el
primer día de fiesta tranquilo que ella podía recordar. Bueno, casi
completamente tranquilo. Su madre había tratado de manipularla con respecto al
desfile de Navidad. Había querido saber qué planeaba Lali, comenzando con el
pelo y terminando con los zapatos. Gwen le recomendó chinelas. Lali horrorizó a
su madre al mencionar que tenía un par de botas de caña. Gwen le sugirió un
“precioso traje de Anne Klein”. Lali pensó que podría ponerse un “precioso mono
de plástico”, que había hecho ella pero que no se había puesto desde que llegó
a Truly. Max intervino en ese momento y se puso a cortar el pavo en rodajas.
Cuando Lali acabó, a
Lanna le gustó tanto su corte nuevo que le dejó diez pavos de propina. En
Truly, eso era un raro cumplido. Cuando la peluquería estaba vacía otra vez,
barrió el pelo y miró la agenda de citas. Tenía poco menos de una hora antes de
la cita de las tres y media. El próximo cliente sería el segundo varón desde
que había abierto la peluquería, y estaba un poco aprensiva. Algunos hombres se
inclinaban a pensar que como se había pasado media hora metiendo los dedos en
su pelo, querría ir de copas y luego a un motel. Nunca sabía qué cliente se
insinuaría. El estado civil no contaba. Era extraño, pero no infrecuente.
Mientras esperaba, hizo
inventario en el almacén, diciéndose a sí misma que no era para oír llegar
cierto Jeep negro, pero lo era.
Contó toallas y botes
de champú y escribió con todo detalle un pedido de varias docenas más.
Necesitaba líquido para permanentes, gracias a Wannetta, y cuando estaba
terminando el inventario, el crujido de la grava llegó desde la parte de atrás.
Se calmó y escuchó hasta que lo oyó otra vez. Antes de pensarlo bien, cogió un
pequeño cubo de basura y lentamente abrió la puerta trasera.
Sophie se incorporó del
capó del Cadillac plateado, dejando a la vista el limpiaparabrisas que tenía en
la mano. En la otra tenía un sobre blanco. Deslizó el sobre bajo el
limpiaparabrisas, y Lali no tuvo que ver la nota escrita a máquina para saber
lo que ponía.
—Eras tú.
Sophie se dio la
vuelta, con los ojos muy abiertos, y levantó una mano al pecho de su parka
azul. Su boca se abrió involuntariamente, luego se cerró con un ligero sonido.
Parecía tan estupefacta como ella. Lali no sabía si agradecerle que no fuera un
psicópata o gritarle por ser una mocosa malcriada.
— Sólo estaba...sólo…—
tartamudeó cogiendo el sobre y metiéndolo en el bolsillo.
—Sé lo que “sólo” estabas haciendo. Me estabas
dejando otra nota.
Sophie cruzó los brazos
bajo el pecho. Trataba de parecer fuerte, pero su cara tenía sólo un poco más
de color que la nieve bajo sus pies.
—Tal vez debería llamar
a tu padre.
—Está de luna de miel
—dijo en lugar de negar nada.
—No para siempre.
Esperaré hasta que vuelva.
—Adelante. No te
creerá. Se porta bien contigo sólo por Cande.
—Tu tío Peter me
creerá. Ya sabe lo de las otras dos notas.
Sus brazos cayeron a
los costados.
—¿Se lo dijiste?— lloró
como si Lali fuera la que había hecho algo malo.
—Si, y él me creerá—. transmitía
una seguridad que no sentía—. No le va a gustar cuando le diga que eras quien
ponía las notas amenazadoras.
Sophie negó con la
cabeza.
—No se lo puedes decir.
—Dime por qué has
tratado de asustarme, y puede que no llame a Peter.
Sophie clavó los ojos
en ella durante un rato y luego dio varios pasos hacia atrás.
—Adelante llámalo. Lo
negaré.
Lali vio como la chica
desaparecería del aparcamiento, luego se dio la vuelta y entró en la
peluquería. No podía dejar que Sophie se escapara de lo que había hecho, pero
el problema era que no sabía que hacer al respecto. No tenía experiencia con
niños, y no quería decirle a Cande algo así cuando volviera de su luna de miel.
Sospechaba también que Cande podría tener sus problemas con Sophie, y no quería
que aumentaran por su culpa. Quedaba Peter. Se preguntó si él la creería.
Todavía se lo
preguntaba la tarde siguiente cuando Sophie entró en la peluquería a las tres y
media. Lali levantó la vista de la peluca de la Sra. Stokesberry y vio a la
chica dando vueltas cerca de la puerta principal. Se había recogido los lados
de su grueso pelo con pasadores de flores, y sus ojos oscuros parecían enormes
en su pequeña cara. Parecía una niñita asustada con un abrigo demasiado grande.
—Estaré contigo en un
momento —dijo en voz alta, luego fijó su atención en la peluca. Encajó la
peluca blanca en la cabeza de la anciana, luego le dio la peluca negra que
estaba en la cabeza de poliestireno. Le hizo a la Sra. Stokesberry el descuento
que le correspondía, y la ayudó a salir por la puerta.
Lali fijó su atención
en Sophie y esperó a que la chica hablara. Después de un momento de vacilación
Sophie dijo
— No llamaste al tío Peter
anoche.
—Tal vez lo hice y no
lo sabes aún.
—No lo hiciste porque
me quedo con él hasta que vuelvan de la luna de miel.
—Tienes razón no lo
llamé.
—¿Hablaste hoy con él?
—No.
—¿Y cuando lo vas a
hacer?
—Aún no lo sé.
Un arruga profunda
apareció en su frente.
—¿Estás tratando de torturarme?
Lali no había pensado
en la agonía que suponía a los trece años esperar que cayera una bomba.
—Sí—. Ella sonrió—. No
vas a saber nunca cuando o dónde voy a decir algo.
—De acuerdo, tú ganas.
Quería asustarte para que dejaras el pueblo—. Sophie cruzó los brazos sobre el
pecho y miró algún punto detrás de la cabeza de Lali—. Lo siento.
No sonaba arrepentida.
—¿Por qué lo hiciste?
—Porque así mi tío
tendría lo que le pertenecía. Su padre te lo dio todo y él tuvo que llevar
pantalones vaqueros agujereados y camisetas.
Lali no recordaba a Peter
llevando nada agujereado.
—Yo era la hijastra de
Henry, ¿crees que debería ir desnuda porque mi madre se casó con el padre de Peter?
¿Piensas realmente que lo que Peter pasó fue por mi culpa?
—Bueno, si tu madre no
se hubiera casado con Henry entonces…
—¿Entonces él se habría
convertido en un papá genial? —interrumpió Lali—. ¿Él habría amado a Peter y le
habría comprado cualquier cosa que quisiera? ¿Se hubiera casado con tu abuela?—
por el gesto de la cara de Sophie parecía que era exactamente lo qué pensaba—. No
habría ocurrido. Peter tenía diez años cuando me mudé a Truly, y en esos diez
años su padre nunca le reconoció. Nunca le dijo ni una palabra agradable.
—Lo podría haber hecho.
—Sí, y los monos
podrían tener alas en el culo, pero no es así—. Negó con la cabeza—. Quítate el abrigo y ven
aquí — pidió. Creía que no podía resistir peinar a Sophie ni un minuto más.
—¿Por qué?
—Voy a lavarte el pelo.
—Lo lavé esta mañana
antes de ir a la escuela.
—También voy a cortarte
esas puntas abiertas—. Lali pasó detrás del lavacabezas y miró al salón de la
peluquería. Sophie no se había movido—. Todavía no sé si llamar a Peter y
contarle lo de las notitas que me has estado poniendo.
Con el ceño fruncido,
la chica se encogió de hombros y fue hacia ella.
—No quiero que me
cortes el pelo. No mucho.
—Te lo dejaré largo.
Pero no parecerá una cuerda deshilachada—. Lali usó un champú fresco y
acondicionador, luego llevó a la chica a la silla del salón. Le peinó y cortó
el pelo, y si todo ese glorioso pelo oscuro hubiera estado en otra cabeza que
en la de la chica que le fruncía el ceño desde el espejo, habría estado en el cielo de los peluqueros—.
A lo mejor no lo crees, pero tu Tío Peter no quiere lo que me dejó Henry en el
testamento. Y ciertamente yo no quiero lo que le tocó a él.
—¿Entonces por qué
estás siempre colgándote de él, besándolo y bailando con él y haciendo que te
lleve a casa cuando te pones mala? Sé lo del testamento, y te vi echándole el
ojo. La abuelita lo ha visto también. Quieres que sea tu novio.
¿Le había mirado de esa
manera?
—Peter y yo somos
amigos —dijo, mientras le cortaba las puntas abiertas. ¿Pero lo eran? No sabía
realmente lo que sentía por él o lo que él sentía por ella y temía que él no
sintiera absolutamente nada por ella o todo—. ¿No tenéis amigos las chicas?
—Unos cuantos, pero eso
es diferente.
Ambas se quedaron en
silencio y Lali pensó en Peter y lo que ella sentía por él. Celos con toda
seguridad. Pensar en él con otra mujer le provocaba un nudo en la boca del
estómago. Nervios, preguntándose cuando le vería otra vez, y decepción al saber
que probablemente era mejor que no lo hiciera.
Cortó el resto del pelo
de Sophie y cortó en capas ligeramente las puntas para que se le curvara
ligeramente en los hombros. Luego cogió un gran cepillo redondo y se lo secó. Lali
estaba confundida.
—¿Por qué estás siendo
tan amable?
—¿Cómo sabes que lo
soy? Aún no te has visto el pelo—. Le dio a Sophie un espejo de mano y la hizo
girar para que se viera la parte de atrás.
El alivio inundó los
ojos de la chica cuando vio que su pelo no era un desastre.
—No tengo dinero para
pagarte.
—No quiero tu dinero—. Lali
quitó la capa y bajó la silla—. Cuando alguien te pregunte donde te cortaste el
pelo, les dices que en “The cutting Edge”, pero si vuelves a estar como estabas
y conviertes tu bello pelo en algo desastroso y se vuelve a parecer a un
infierno otra vez, le dices a todo el mundo que te lo arreglas en la peluquería
de Helen—. Creyó ver una leve sonrisa pero no estaba demasiado segura—. Y no
más notas, y aceptaré tu disculpa cuando realmente la sientas.
Con cara pétrea, Sophie
estudió su imagen en el espejo. Sus ojos encontraron los de Lali, luego se fue
hacia la entrada y cogió su abrigo. Después abrió la puerta y salió. Lali la
observó caminar por la acera. Sophie esperó la mitad de la manzana siguiente
antes de meter los dedos por el pelo y sacudir la cabeza. Lali sonrió.
Reconoció los signos de una clienta contenta.
Ella se apartó de la
ventana y se preguntó qué pensaría la familia de Sophie.
A la mañana siguiente
se enteró mientras ponía los adornos de navidad en la peluquería. Peter entró
por la puerta principal llevando su chaqueta de cuero y las plateadas Oakley. Lali
estaba preparando café antes de la cita de las nueve y media. Tenía media hora
antes de que Wannetta Van Damme llegase para su cita mensual para arreglar las
ondas de su pelo.
—Sophie me dijo que le
cortaste el pelo.
Lali colocó un rollo de
cinta adhesiva y una guirnalda verde encima del mostrador de delante del
espejo. Su corazón latió con fuerza y se colocó una mano en el estómago.
—Sí, lo hice.
Él cogió sus gafas de
sol y deslizó su mirada desde su jersey negro de cuello alto, por la pequeña
falda escocesa y sus botas de caña alta.
—¿Cuánto te debo?—
preguntó mientras metía las Oakley en el bolsillo de la chaqueta y sacaba una
chequera.
—Nada—. Él levantó la
mirada hacia ella otra vez, y ella bajo la suya al centro de su pecho. No lo
podía mirar a los ojos y pensar al mismo tiempo—. A veces arreglo como
promoción—. Ella se giró hacia el espejo y colocó unos peines limpios. Oyó el
ruido de sus pasos detrás de ella pero continuó haciendo su trabajo.
—También me dijo que
fue la que dejó esas notas de intimidación.
Lali miró hacia arriba,
a su reflejo en el espejo mientras se movía hacia ella. Se abrió la cremallera
de la cazadora, mostrando una camisa de franela azul dentro de sus Levi’s con
un cinturón de cuero.
—Me sorprende que te lo
dijera.
—Después de que le
cortaras el pelo, le dio un ataque de arrepentimiento y me lo contó todo anoche—.
Él se detuvo directamente detrás de ella—. No creo que deba ser recompensada
con un corte gratis.
—No lo vi como... un…—.
Ella se trabó mirándolo a través del espejo y olvidó lo que había estado a
punto de decir. Él era perjudicial para su salud mental. Estaba tan cerca, que
si simplemente se recostaba un poco hacia atrás, podría apoyarse contra su
ancho pecho.
—¿No lo viste como qué?
El olor fresco del aire
matutino llegó con él. Ella inspiró profundamente, aspirando el olor de Peter.
—¿Lali?
—¿Hmm?— Luego ella se
reclinó, sus hombros en su pecho, su trasero presionando su ingle. Estaba duro
y lleno de deseo. Puso una mano sobre su estómago y la atrajo con fuerza contra
él. Lali miró sus largos dedos romos atravesando su abdomen. Su pulgar acarició
la parte inferior de su pecho derecho.
—¿A qué hora tienes la
primera cita esta mañana?— preguntó cerca de su oído. Apartó el borde de su
cuello alto y besó el lado de su garganta.
Sus ojos se cerraron, e
inclinó la cabeza hacia un lado para darle mejor acceso. Él se preocupaba por
ella. Lo hacía.
—Dentro de unos veinte
minutos.
—Con quince llegaría
para lo que necesitamos los dos—. Sus dedos acariciaron su piel sensible a
través del jersey.
Estaba enamorada de él.
Podía sentirlo como una feroz corriente que tiraba de ella, pasando rápidamente
hasta sus pies, y no había nada que pudiera hacer sobre eso excepto quizá
salvarse de un pequeño dolor. Miró su rostro arrebatador y dijo
— No quiero ser sólo
otra de tus mujeres, Peter. Quiero más.
Él subió su mirada a la
de ella.
—¿Qué quieres?
—Mientras esté aquí,
quiero ser la única mujer con quien estés. Sólo yo—. Hizo una pausa y aspiró
profundamente—. Quiero que me hagas el amor sólo a mí. Quiero que te deshagas
de las otras mujeres.
Su mano se detuvo y la
estudió durante un largo instante.
—¿Quieres que me
deshaga de todas las mujeres con quien supones que follo por una especie de
compromiso de qué… seis meses?
—Sí.
—¿Y yo qué gano?
Había temido que
hiciera esa pregunta. Sólo había una respuesta que darle y era consciente de
que podría no ser suficiente.
—A mí.
—Por seis meses.
—Sí.
—¿Por qué debería
hacerlo?
—Porque quiero hacer el
amor contigo, pero no quiero compartirte con nadie.
—Dices la palabra
“querer” a diestro y siniestro—. Él enderezó y dejó caer su mano de su abdomen—.
¿Me amas?
Ella estaba totalmente asustada de hacerlo y de lo que
aquello significaba.
—No.
—Bien, porque no te amo—.
Dio un paso hacia atrás y cerró la cremallera de su cazadora—. Sabes lo que
dicen de mí, Fierecilla. No puedo ser fiel a una mujer, y tú no has dicho nada
que me haga querer intentarlo—. Dio más pasos hacia atrás—. Si quieres sexo
ardiente y sudoroso, sabes donde encontrarme. Si lo que deseas es alguien que
mendigue las migas de tu mesa durante unos meses, búscate otra persona.
Ella no quería que él
mendigara nada y realmente no sabía qué decirle, sólo veía que no era
suficiente para él. Después de que se fuera, Lali no quería nada más que
encogerse en una pelota y llorar. Tal vez debería haber tomado esos quince
minutos que le ofreció, pero era demasiado egoísta. No compartía. No a los
hombres, y especialmente no a Peter. Lo quería todo para ella.
Desafortunadamente, él no sentía lo mismo. Por el riesgo que había corrido para
estar con ella, había estado segura de que le importaba. No había acertado.
Ahora ya no tenía que
pensar que significaba amar a Peter. No tenía que considerar las repercusiones
o hacer algo sobre ellas. Todo lo que tenía que hacer era pasar los seis meses
siguientes.
Me encantaaaa :)
ResponderEliminarEspero mas!
Un beso
Juli♥
@amorxca
Pobre Lali :( Peter es tan orgulloso. no no no. Los dos se aman, imposible no ver lo cuanto se aman! Me encantaaaa la nove amiga. Espero el proximo.
ResponderEliminarBuenisimoooooooo!!!!!!Peter va caer, no podra a aguantar estoy segura!!la ama es obvio!!!!espero mas!!!!! :)
ResponderEliminarmaas me encannttoo!! ppbre lalii tioooo!!!
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